"Cambié los tacones por la azada"

 Mª Amparo Martínez ha creado un proyecto de negocio junto a Javier Morales centrado en la venta de fruta de forma directa con el agricult@r. En fases posteriores pretenden elaborar productos cuya materia prima sean sus cultivos. La empresa se llama Naranjas pomelos del Túria.

-Mª Amparo,¿qué hace una chica como tú en un lugar como este?

Yo vengo de Xirivella, pero vivo en Alcublas desde hace más de diez años. Mis padres buscaron cuando yo tenía cuatro años, un pueblo para veranear y al final esa ha sido nuestra residencia.

Terminé mis estudios y empecé a trabajar en marketing. Subía y bajaba a dormir a Alcublas.  Me di cuenta que eso no era vivir en un pueblo. Vivir en el pueblo era encontrar un trabajo que estuviera relacionado con el entorno.  

Entonces empecé con la trufa y ayudaba en la explotación familiar de mi marido. También empecé a hacer cosas de turismo rural, pero mi objetivo era ser autónoma en la agricultura.

Ahora puedo unir la agricultura, con las experiencias rurales y mis conocimientos de marketing lo que me permite trabajar la web, las redes sociales, la estrategia comercial.

Además en estos años también he sido madre, y he podido disfrutar de la maternidad en el pueblo, con otra forma de vivir, a otro ritmo.

- Pero el marketing se trabaja en un despacho y ahora tu vida es completamente diferente. ¿Echas de menos esa parte de tu vida?

 No, yo cambié los tacones por la azada. Y creo que fue la mejor decisión. Además, mi forma de entender la agricultura se ha convertido en mi marca personal. Estar en el monte y sentarme en una piedra es lo que me hace feliz.

-¿Cuáles son los pilares fundamentales del proyecto?

Mi proyecto era tener campos propios y vivir de la agricultura, pero con la evolución del momento que vivimos y adaptadas a las condiciones climáticas que tenemos.

Teníamos solo almendro y olivo. Hemos ampliado a almendro ecológico y hemos añadido cítricos, pero para un cliente algo más selecto.

Hemos creado  una página  para vender directamente los productos. Mi idea es transformar  mis productos en otros  elaborados que los podamos mantener toda la temporada. Estamos en la fase de ampliar las ventas en la web y en llegar a otros mercados. También queremos incluir experiencias que tengan que ver con el entorno rural, como la adopción de cultivos.

-¿Es inevitable que la agricultura evolucione para poder sobrevivir?

 Sí. Es inevitable que la tecnología y la innovación llegue a este mundo.

-¿Vuestra comunicación va a ir encaminada a diferenciaros por un lado y por otro a que el ciudadano de las grandes ciudades sepa valorar lo que es la agricultura?

Claro, que sean partícipes de nuestro trabajo y nuestra forma de vida. De ahí que también quiera trabajar las experiencias en el campo. Que el día de mañana puedan venir familias con niños, al final los niños son los que más aprenden.

-¿Cómo definirías lo que significa vivir en un pueblo?

Vivir en un pueblo es hacer pueblo, es tranquilidad pura. Creas comunidad, no hace falta que viva tu tía o tu madre en el pueblo. Si tú necesitas algo, tu vecina es tu familia, la señora que te cruzas todos los días comparndo el pan. La vida es diferente, es como más lenta, te asomas a la ventana, vas a tirar la basura y hay silencio, solo ves las estrellas, se oye la campana, no tienes la presión de correr todo el día.

-¿Qué ha sido lo más difícil de emprender?

Lo más difícil de emprender, te voy a decir la verdad, ha sido meterme en un sector de hombres. Y luego el miedo al fracaso. Aunque creo que hay que perderlo, creo que hay que emprender y dejar el miedo atrás. Hay que pensar en un plan B, si esto no va bien. Pero bueno, yo me lo tomo todo con alegría.

-¿Qué crees que te va a aportar el CEEI en el programa Mentoring rural?

Pues tener a alguien a quien pueda preguntarle una duda, poder acudir a vuestras formaciones.

Y luego vuestra innovación. Estar al corriente de lo último.